Sin las abejas no habría alimento suficiente para abastecer la necesidad actual y creciente de la humanidad. En la naturaleza la polinización la realizan diversos insectos y animales, pero es la abeja quien contribuye mejor para que eso sea hecho en gran escala.
Cultivos como los de manzana, pera, naranja, melón, sandía, café, castaña, palta, frutilla, arándano, pepino, algodón, soja, durazno, zapallo, cebolla, entre varios otros, dependen directamente de la polinización hecha por las abejas para desarrollar su producción. Por eso las abejas ejercen un fuerte impacto en la productividad agrícola.
Las abejas ofrecen mucho más que miel, polen, cera, jalea real y veneno, son seres vitales para nuestro planeta.
Las abejas son responsables por la polinización del 70% de los cultivos agrícolas, impulsando la productividad y la calidad de los frutos y granos producidos. Ellas garantizan también el mantenimiento y desarrollo de las áreas verdes, pues se atribuye a las abejas la polinización de buena parte de la renovación de plantas y bosques, que contribuyen con la generación del oxígeno necesario a toda forma de vida en el planeta.
En 1995 se hicieron en EEUU los primeros informes señalando la desaparición de abejas en amplia escala, la advertencia de un fenómeno que hoy representa el mayor desafío de la apicultura mundial.
Estudios científicos realizados indicaron que esta desaparición era sintomática y epidémica, causada por una alteración que mundialmente pasó a ser denominado CCD (Colony Collapse Disorder - Síndrome de Colapso de las Colmenas) o Desaparición de las Abejas. El fenómeno fue discutido oficialmente a partir del Congreso Mundial de Apicultura, Apimondia 2007, en Australia. Los números actuales son alarmantes y crecientes. En EEUU ha desaparecido anualmente un gran porcentaje de las colmenas de abejas. Pero efectos semejantes también se verifican en Europa, en América del Sur y en otros continentes. En Brasil, en particular, el síndrome ya se manifiesta en varios estados, como SP, RS, SC y MG.
El CCD se identifica cuando una colmena de abejas se reduce, en pocos días o semanas a un número muy pequeño de abejas, causando el debilitamiento de la colmena y, muchas veces, su extinción. Las abejas simplemente desaparecen sin dejar rastros, dejando atrás crías, miel, polen y, a veces, a la propia reina.
Se constató que el CCD afecta el sistema nervioso de las abejas, afectando directamente su memoria y su sentido de dirección. Así, cuando las abejas obreras visitan las flores, para recoger el néctar y el polen en el campo, no consiguen retornar a sus colmenas. Ellas simplemente desaparecen en medio de la naturaleza.
Enfermedades, plagas, hongos, ácaros, virus, cambios climáticos, formas de manejo, déficit nutricional, plaguicidas, en especial los pesticidas neonicotinoides, están entre las varias posibles causas del CCD, que aún generan polémicas entre los científicos. Pero el hecho es que esas hipótesis necesitan ser urgentemente investigadas, diagnosticadas y/o convalidadas, para que las abejas puedan ser protegidas.
El Departamento de Agricultura de EEUU divulgó en mayo de 2013 la muerte de casi un tercio de las abejas durante el invierno de 2012/2013 y la reducción, en los últimos 6 años, del 30,5% en el número de colmenas de abejas. Los estudios realizados señalan a los plaguicidas, particularmente los pesticidas neonicotinoides, como una de las principales hipótesis para explicar el fenómeno del CCD.
En abril de 2013, la Unión Europea, en una clara demostración de la preocupación
por los efectos derivados del CCD, suspendió por 2 años el uso de diversos pesticidas neonicotinoides que indicaban ser altamente tóxicos para las abejas.
Fuente: g1.com.br
Las abejas están en la Tierra desde hace más de 50 millones de años. Son organismos únicos, insustituibles en el medio ambiente e imprescindibles para el equilibrio de nuestro ecosistema. Su desaparición traería graves consecuencias. Einstein explicitó este cuestionamiento y sintetizó un pensamiento que se muestra de los más sabios y actuales:
“Si las abejas desaparecieran de la faz de la Tierra, la humanidad tendrá apenas cuatro años más de existencia. Sin abejas no hay polinización, no hay reproducción de la flora. Sin flora no hay animales, y sin animales no habrá raza humana”. Albert Einstein – 1879/1955.
¡ESTA ES LA CUESTIÓN!